Brasil: Lula da Silva ya está en poder de las autoridades para cumplir 12 años de prisión por corrupción

El exmandatario será trasladado a la ciudad de Curitiba, donde le espera una celda de 15 metros cuadrados y en la que tendrá que cumplir la condena.

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elsalvador.com

Por Agencia EFE

2018-04-07 4:36:27

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, tras dos días de resistencia en el Sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, se entregó este sábado para comenzar a cumplir los doce años de cárcel que le impuso la Justicia por corrupción.

Luiz Inácio Lula da Silva pasará a la historia como el primer mandatario de Brasil encarcelado por corrupción.

Lula salió a pie del sindicato en un clima de tensión provocado por militantes que intentaron evitar su salida y se dirigió a un vehículo de la Policía Federal que le esperaba en las inmediaciones.

Minutos antes, la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), senadora Gleisi Hoffmann, le pidió hoy a los simpatizantes que permitieran que el exmandatario se entregara a las autoridades para no perjudicar su situación jurídica.

Hoffmann hizo la petición luego de que cientos de militantes bloquearan los portones del Sindicato, en donde Lula estuvo acuartelado desde el jueves, para impedir la salida del vehículo enviado por la Policía a recoger al ex jefe de Estado.

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Foto AFP

Una vez que esté en manos de la Policía, será trasladado a la ciudad de Curitiba, en el sur del país, donde le espera una celda de 15 metros cuadrados que ha sido preparada especialmente para él y en la que tendrá que cumplir la pena de 12 años de prisión a la que fue condenado por corrupción.

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Investigación Lava Jato

La detención de Luiz Inácio Lula da Silva era un final anunciado prácticamente desde que el juez federal Sergio Moro tomó las riendas de la investigación de la “Lava Jato”, el mayor escándalo de corrupción de Brasil.

Lula, de 72 años,  el político más popular de Brasil, y Moro, de 45, el “juez estrella” que se mira en el espejo de Giovanni Falconni, quien sentó en el banquillo a la mafia siciliana, han librado un pulso durante dos años.

Moro encontró en la operación “Lava Jato” la oportunidad de emprender una cruzada contra la corrupción que salpicó a todo el espectro político en Brasil. El primer contacto de Moro con el “modus operandi” de la corrupción política, aunque distante, fue el “mensalao”, el pago de sobornos a legisladores a cambio de apoyo parlamentario para el Gobierno, el mayor escándalo del primer mandato de Lula.

Años después, en plena investigación de la “Lava Jato”, el nombre de Lula volvió a saltar en las delaciones de empresarios y antiguos colabores y Moro comenzó a cercarlo.

El expresidente (2003-2010) tiene siete procesos abiertos por corrupción, pero el juez lo envía ahora a la cárcel por un apartamento en la playa que habría recibió a cambio de beneficiar a la constructora OAS con contratos de Petrobras.

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La mujer de Joao Santana, asesor del expresidente salvadoreño asilado en Nicaragua, señaló ante un juez que la invitación para realizar la campaña de Funes partió de Gilberto Carvalho, jefe de gabinete del entonces presidente Lula (2003-2010).

La Fiscalía cree que Lula recibió 3,7 millones de reales (1,16 millones de dólares al cambio actual) de OAS, incluyendo el apartamento en la playa de Guarujá y el pago del almacenamiento de sus bienes personales y de su acervo presidencial entre 2011 y 2016.

Durante el proceso, Moro no dudó en divulgar conversaciones privadas de Lula con la entonces presidenta Dilma Rousseff para evitar que fuera nombrado ministro y saliera de su órbita de actuación, ni en bloquear sus cuentas.

La presión sobre Lula creció a una velocidad inusual en la Justicia brasileña y los fiscales de la Lava Jato le identificaron como el “comandante” de la monumental trama de corrupción de Petrobras.

“No me están juzgando por corrupción, sino por la forma en que goberné este país”, se defendía Lula.

En los últimos meses, los acontecimientos se precipitaron. La condena de Lula fue elevada a 12 años en segunda instancia y la Corte Suprema tumbó el recurso de la defensa para intentar evitar la cárcel.